Piense en esta situación: está en la sala de reuniones revisando los informes de sostenibilidad de su empresa. Todo parece estar en orden, pero sabe que el entorno está cambiando más rápido de lo que se percibe a simple vista. Las normativas son cada vez más estrictas y lo que solía ser suficiente ya no lo es. La doble materialidad se ha convertido en un tema clave, ya no se trata solo de cómo su empresa impacta al mundo, sino también de cómo el mundo está impactando en su negocio. La pregunta es: ¿está preparado para liderar este cambio?
La doble materialidad no es una simple tendencia pasajera; es una transformación fundamental en la forma en que se debe entender y gestionar la sostenibilidad. La Directiva de Informes de Sostenibilidad Corporativa (CSRD) está poniendo sobre la mesa nuevas exigencias, ya no basta sólo con medir los impactos internamente, ahora también hay que evaluar cómo los factores ambientales, sociales y de gobernanza (ESG) pueden afectar directamente el rendimiento financiero de su empresa. ¿Cómo impactan las crisis climáticas en su cadena de suministro? ¿Qué implicaciones tienen las nuevas regulaciones para sus inversiones? ¿Está su empresa preparada para anticipar y adaptarse a estos desafíos?
Hace algunos años, términos como doble materialidad casi no se mencionaban en los planes de estrategia. Actualmente, es algo que no podemos ignorar. Tenemos que replantearnos toda nuestra visión a largo plazo y tomar decisiones con un enfoque mucho más amplio. No solo se trata de proteger nuestro negocio, se trata también de proteger nuestro planeta.
Y eso es precisamente lo que plantea la CSRD: un cambio de paradigma. Las empresas no solo deben rendir cuentas de su impacto ambiental, sino también ser transparentes respecto a cómo los riesgos globales afectan en sus operaciones y resultados.